Primoz Roglic, el ciclista esloveno de 33 años, ha protagonizado una trayectoria deportiva digna de una película de cine. En las desafiantes rampas del Monte Lussari, Roglic alcanzó la cima con sufrimiento, épica y una tensión máxima. Después de enfrentar adversidades en el último Tour y La Vuelta, finalmente la suerte sonrió a Roglic, quien bien se lo merecía. A solo 3 kilómetros de la línea de meta, un problema con la cadena de su bicicleta hizo temblar los corazones de sus seguidores y de los amantes del ciclismo. Sin embargo, su compatriota Mitja Mežnar, antiguo compañero de selección de saltos de esquí, estuvo allí para darle el impulso necesario y reanudar la crono que Roglic había iniciado en Tarvisio, donde ganó su última competición como saltador al proclamarse campeón del mundo junior por equipos. El círculo se cerraba en un guion de película.
Veinticuatro horas después de uno de los finales más emocionantes en la historia de las grandes vueltas, Roglic se proclamó campeón del Giro de Italia en Roma, un logro que probablemente sea el más destacado de su impresionante palmarés. El esloveno agrega el «Senza Fine» a sus tres victorias consecutivas en la Vuelta a España (2019, 2020 y 2021), y finalmente tacha de su lista de objetivos una ronda italiana en la que había quedado en tercer lugar en 2019, detrás de Richard Carapaz y Vincenzo Nibali. A pesar de no estar en su mejor nivel debido a las molestias ocasionadas por una caída en la etapa 11, Roglic logró dar en el blanco en el momento justo, ganando una única etapa (sumando cuatro en el Giro, todas contrarrelojes) con características similares a aquellas que le hicieron perder el Tour 2020 frente a Tadej Pogacar. Caer y levantarse, ese ciclo infinito…
En el podio de la Ciudad Eterna, Roglic compartió el podio con Geraint Thomas y João Almeida, cada uno con sentimientos opuestos. El galés subió nuevamente al podio de una gran vuelta (después de tres podios en el Tour), convirtiéndose, a sus 37 años, en el corredor más veterano en hacerlo en la historia del Giro, superando a Cadel Evans, quien lo logró en la edición de 2013 a los 36 años. Para Almeida, la experiencia fue completamente diferente. El ciclista portugués hizo historia al convertirse en el primer portugués en subir al podio en la historia del Giro de Italia. El último precedente de un ciclista portugués en el podio de una gran vuelta se remonta al legendario Joaquim Agostinho en el Tour de 1979.
Así terminó un Giro inolvidable, por lo bueno y lo malo, cuyo espectáculo se ha visto condicionado enormemente por las retiradas de hombres como Remco Evenepoel y Tao Geoghegan, pero que ha dejado uno de los finales más vibrantes y emotivos de la historia de este deporte. Roma saluda a su nuevo emperador, el primer esloveno que lo consigue en la historia. Por derecho propio, ya es de los ciclistas más grandes de todos los tiempos. Ave, Primoz.